Entre las víctimas hay dos menores de edad cuyo paradero fue incierto durante 20 años hasta que la JEP y la UBPD hallaron sus restos.
Los casos de falsos positivos en Colombia se cuentan por cientos, al igual que las familias que aún esperan respuestas sobre el destino de sus seres queridos, desaparecidos, reclutados o asesinados en medio del conflicto armado.
Entre esas familias están las de tres mujeres reclutadas por las antiguas Farc hace 20 años, cuyo rastro se perdió desde entonces. Dos de ellas eran menores de edad cuando fueron reclutadas.
Dos décadas después, sus restos fueron encontrados por la JEP y la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), enterrados como Cuerpos No Identificados (CNI) en el Cementerio Central de San Juan del Cesar, en La Guajira.
En Norte de Santander y La Guajira se realizaron las entregas dignas de los cuerpos de Claribel Rodríguez Sierra, Claudia Patricia Peña y la indígena Wiwa Elibeth Vega Izquierdo.
Ejecutadas y presentadas como bajas en combate
Las mujeres lucharon por sus vidas en búsqueda de una salida de la guerra. De las Farc lograron desertar, sin embargo, la suerte nos las acompañó y fueron retenidas por miembros de las AUC, quienes las entregaron al Grupo de Caballería Mecanizado Nº 2 Juan José Rondón (GMRON) y estos a su vez las presentaron como falsas bajas en combate.
De acuerdo con la JEP, son múltiples los casos y en diversas regiones del país, en los que combatientes de grupos armados, tras rendirse o quedar fuera de combate por ser capturados o heridos, fueron ejecutados y falsamente reportados como bajas en combate, lo que constituye una violación del Derecho Internacional Humanitario.
Las víctimas: menores de edad reclutadas por la guerrilla
Una de las menores de edad fue identificada como Claribel Rodríguez Sierra. Tenía 14 años cuando desapareció, en 2000. Salió de su casa con destino al colegio José Agustín Mackenzie, en Villanueva, La Guajira, donde cursaba cuarto de primaria, pero nunca regresó. Desde ese momento, sus familiares comenzaron a buscarla y a preguntar por ella. Les informaron que se había ido con un amigo, pero más tarde descubrieron que estaba en las Farc.
Ese mismo año, ocurrieron casos similares, como el de Claudia Patricia Peña, de 13 años, quien vivía en San Juan del Cesar, a donde se había trasladado con su familia desde Norte de Santander. Durante ese mismo periodo, también se conoció el caso de Elibeth Vega, compañera de Claudia, quien, a sus 11 años, también estaba en el grupo guerrillero. Elibeth era originaria de la comunidad indígena Wiwa de Sabanas de Joaquina, ubicada en la jurisdicción de San Juan del Cesar, en la Sierra Nevada de Santa Marta.
La investigación revela que, a los 20, 17 y 16 años, las tres jóvenes decidieron desertar del grupo armado junto a un hombre conocido como Óscar.