El Ejército ha encontrado campamentos en cerros a cielo abierto en Cauca. Esto se debe a que ya no hay bombardeos de la Fuerza Aérea.
Los militares que participan en la Operación Trueno, diseñada por el Ejército para retomar el control de sitios estratégicos en Cauca, se han sorprendido al encontrar campamentos y bases guerrilleras en cerros, a plena vista de todo el mundo, en vez de estar ocultas al abrigo de la selva, como usualmente las construían. ¿Por qué los insurgentes ya no están escondiendo sus guaridas?
La pregunta cobró mayor interés entre las filas el pasado 30 de agosto, en el cañón del Micay, cuando encontraron uno de estos campamentos en un pico montañoso del corregimiento El Plateado, en el municipio de Argelia.
Tenía unas 35 tiendas de campaña, con capacidad de albergar al doble de gente; vista de 360° sobre las poblaciones vecinas; y carecía de camuflaje o protección de algún tipo.
En el pasado, esto se consideraría un error táctico del enemigo, pues un área tan descubierta sería fácilmente detectada por los espías y las aeronaves de las FF.MM.
Pero a las disidencias farianas del Estado Mayor Central (EMC), que lidera “Iván Mordisco”, esto no parece inquietarles. Y eso que ese cabecilla casi muere en un bombardeo en julio de 2022, en Caquetá.
Fuentes militares, que pidieron la reserva de su identidad, indicaron que la forma de librar la guerra cambió el día en que el Gobierno Nacional ordenó suspender los bombardeos. Sucedió el 25 de agosto de 2022, cuando el ministro de Defensa, Iván Velásquez, explicó que la decisión buscaba proteger a los menores de edad reclutados por los grupos ilegales, los cuales también habitaban esos campamentos.
Y aunque dijo que las FF.MM. podían bombardear un objetivo cuando hubiesen confirmado que no había menores, la realidad es que todos estos ataques aéreos se cortaron de tajo.
“La dinámica de la guerra cambió. Hace dos semanas vimos otro campamento de este tipo, abierto a la vista, en una finca de los Montes de María. Ese era del Clan del Golfo”, indicó Erich Saumeth, analista de seguridad y defensa.
Desde su perspectiva, “ningún comandante se va a arriesgar a hacer este tipo de operaciones, porque se exponen a demandas sin contar con el respaldo político del Gobierno. Para este Gobierno, no es compatible proponer escenarios de diálogo con los grupos ilegales y al mismo tiempo bombardear”, dijo.
En los 13 meses posteriores a esa decisión, las organizaciones criminales han explotado la oportunidad que les brinda el Estado al no usar su máxima arma contra ellos, la supremacía aérea, y es por esto que ahora se encuentran los campamentos y bases en distintos parajes “a cielo pelado”.
En el pasado empiezan a quedar los búnkeres subterráneos en los que se escondían antiguos líderes de la guerrilla, como el “Mono Jojoy”, que mandó a construir decenas de metros de túneles en la selva del Oriente del país, que le sirvieron para huir de la justicia por décadas, hasta que una lluvia de bombas lo alcanzó.