Se llama Digno Palomino, tiene el alias de El Viejo y acaba de ser deportado de Venezuela. Su banda opera en el Atlántico.
Dos niños de 14 años, que habrían aprendido a matar y a descuartizar bajo el mando de Digno José Palomino, se convirtieron en la pista clave para capturarlo esta semana en Colombia. Este señalado criminal fue expulsado de Venezuela tras purgar tres años de cárcel por otros delitos.
También se le conoce con los alias de El Viejo o Dino y, según el expediente judicial, estaría entre los cuadros directivos de Los Costeños, una organización criminal que delinque en el Atlántico.
En momentos en que las relaciones entre Colombia y Venezuela comienzan a restablecerse, la captura de “El Viejo” es un paso de cooperación judicial entre ambas naciones, ya que el país vecino lo deportó el 29 de agosto y de inmediato se le informó a Migración Colombia para capturarlo en este lado de la frontera.
Ese mismo lunes fue presentado ante un juez de Cúcuta para legalizar su captura y ahí, durante la audiencia, se revelaron detalles de sus aterradoras prácticas.
Los dos menores que fueron la génesis de su expediente fueron reclutados por este sujeto en Barranquilla. Luego, los llevaron a zona rural de esa capital para enseñarles cómo se desmiembra un cuerpo sin dejar rastros y, además, a asesinar a quienes serían sus víctimas.
“Siempre estuvo de acuerdo con el reclutamiento para la comisión de delitos y podrían existir más menores en la organización”, dijo un fiscal que siguió su caso.
Y, por eso, en Colombia se le imputaron los cargos de concierto para delinquir, homicidio agravado, reclutamiento de menores, tráfico de drogas y porte ilegal de armas.
Sin embargo, su defensa –durante la audiencia de legalización de captura– dijo que Palomino no admitía la comisión de esos delitos y que, por el contrario, se declaraba inocente.
“El Viejo” tiene su propia historia en la criminalidad. De acuerdo con la investigación judicial, en su juventud fue reclutado por los hermanos Juan Manuel y Bryan Borré Barreto, dos extintos delincuentes de Los Rastrojos que terminaron haciendo parte de Los Costeños.
Pero, debido a su capacidad para matar y reclutar menores, Palomino fue ascendiendo dentro de la estructura criminal hasta convertirse en el segundo al mando. Además, se ocupó de las extorsiones y el tráfico de drogas.
