Dane reveló que 45.000 mujeres no tienen acceso a toallas higiénicas y deben usar trapos, servilletas y retazos de ropa. Otras 17.000 no pudieron ir a trabajar o estudiar por no contar con elementos para su menstruación.
Unas 45.000 colombianas tuvieron que usar trapos, calcetines o servilletas durante sus días de menstruación a falta de recursos para comprar toallas higiénicas u otros elementos de higiene personal.
Así lo reveló una encuesta del Dane que, además, encontró que otras 17.000 mujeres no pudieron usar ningún elemento y se vieron obligadas a quedarse en casa sin asistir a sus trabajos o centros de educación.
Bajo ese contexto, en el Congreso de la República reposa un proyecto de Ley que busca otorgarles toallas higiénicas a las mujeres habitantes de calle y de estratos 1, 2 y 3, quienes, según el Dane, se convierten en la población económica más vulnerable del país.
De ser aprobado en Cámara y Senado, el proyecto cambiaría dos cosas claves en Colombia: primero, que el Estado tendría que proveer de forma gratuita esos productos de higiene menstrual, y segundo, que serían las EPS y las secretarías de salud de cada municipio las encargadas de hacerles llegar las toallas higiénicas y demás elementos a los grupos de interés.
Según el senador Pedro Flórez, quien radicó el proyecto ante el Congreso, la idea sería llegar también a las instituciones educativas de escasos recursos y a los centros carcelarios.
“Dentro de los elementos principales, las mujeres necesitarían toallas y tampones o copas menstruales, que son una opción más económica y ecológica para varias de ellas”, dijo Flórez.
Los productos de higiene menstrual no son baratos. Según precios promedios del mercado colombiano, un paquete de toallas de 30 unidades cuesta $ 30.000, uno de tampones por 16 vale $ 24.000 y una copa menstrual oscila entre los 70.000 y los 100.000 pesos.
“¿Cómo hace entonces una persona que está eligiendo entre comer y una toalla?”, se preguntó Luisa García, la encargada de juventud y género de Comfama, la primera caja de compensación del país que se ingenió un “subsidio menstruante” para apoyar hasta en un 80% del costo de los productos.
La propuesta ha calado tanto, que solo esa entidad ya reporta más de 14.000 asistencias entregadas.
La encuesta del Dane –realizada entre mayo del 2021 y mayo del 2022 en 23 ciudades del país– estableció que las poblaciones más vulnerables son las niñas entre los 10 y 17 años de edad, que representan el 37% de quienes no pudieron acceder a elementos de higiene menstrual; y las mujeres que se autoperciben como indígenas, que corresponden al 19% de las personas afectadas.