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noviembre 17, 2022

Ganaderos y porcicultores aseguran que reabrir mataderos municipales no ayudará a bajar el precio de la carne.

Reabrir estas plantas de beneficio podría poner en riesgo la vida y la salud de las personas, advirtieron desde PorkColombia.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, afirmó que el incremento del precio de la carne de res en Colombia, que según el Dane resultó de 23.7 % en el último año, tiene que ver con un “oligopolio” que no permite que los campesinos comercialicen productos.

Por ello, en la celebración de los primeros 100 días de gobierno, Petro propuso revivir los mataderos municipales con el fin de evitar que haya hambre en Colombia.

Ante esto, el presidente de la Federación de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), José Félix Lafaurie, aseguró que la propuesta sí es posible, pero con esto no se resolverán las dificultades que hay con el aumento de los precios.

Según el dirigente gremial, las plantas de beneficio de res y cerdo no venden de manera directa al público, sino que hay terceros, que son los que realmente los que fijan el precio, e incluso, especulan con este.

El presidente de PorkColombia, Jeffrey Fajardo, le recordó al Gobierno que hubo razones de peso para que se pasara de tener 98 plantas de sacrificio avaladas por Invima a solo 69 en la actualidad.

“Reabrir estas plantas de beneficio sin un acondicionamiento frente al cumplimiento de los estándares mínimos de bienestar animal, inocuidad y salubridad podría poner en riesgo la vida y la salud de las personas en esos municipios”, dijo Fajardo a Blu Radio.

Fedegán indicó que hoy funcionan en el mercado 427 plantas, de las cuales hay 182 certificadas. Además, hay 245 mataderos municipales y regionales pendientes por certificar. De acuerdo con esta, las plantas de beneficio o frigorífico y desposte no tienen en general posición propia, es decir, estas empresas no compran animales para beneficiar, sino que se dedican a la maquila (sacrificio), siendo el propietario del animal otra empresa o persona natural, salvo las que están involucradas en el comercio internacional de carne.

A su vez, que aquí la cadena de trasmisión de precio se da del eslabón exportador al ganadero (a quienes les compran las reses), y el precio se determina en el mercado internacional.

“Existe otro segmento y es el de colocadores y comisionistas. Son por lo general personas que se dedican a la compra de animales, los llevan a la planta de sacrificio, y el producto lo distribuyen en las famas. Por lo general son formadores de precios (cuando compran el ganado), no son visibles ante la DIAN, y muchos de ellos no son formalizados. Aquí el precio de la carne no se rige por las reglas de la competencia. Eso explica por qué cuando baja el precio del ganado gordo, el precio de la carne al consumidor nunca baja”, precisó Fedegán.

Por este somero comentario sobre la formación de precios, resaltó el gremio ganadero, es evidente la necesidad de conocer más a fondo la cadena productiva de la carne para determinar dónde están las fortalezas y debilidades, pero al margen lo que sí es evidente es que con una tasa de desempleo como la que registra el país (10.7 % en octubre), que equivalen a 3 millones de personas, más una menguada capacidad de compra de los que tienen empleo por la alta inflación (estimada en 12 % al finalizar este año), pues es urgente buscar otras vías de solventar el hambre.

Habría que sopesar además, cuestionó Fedegán, cuál es costo para el país, para los municipios y para el medio ambiente, devolverse 30 años.

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